martes, 7 de abril de 2009

NO PESARÁ EL CIELO


No habrá patria ni días de sol para tu muerte,
sólo el constante repetir lo que se daba,
no podrás ya sentir que la vida es un poco tuya
hasta el exacto límite que fijaban los dueños de tus horas.

La mañana se volverá a abrir con frescura y agua nueva,
la tarde seguirá siendo el olor a gastado
que tienen los zapatos o la piel
y la noche abrirá su libertad codicional de trenes y de vasos.

Serás el recuerdo cada vez más tibio de ti mismo
y crecerá en las que fueron tus palabras el verdín del silencio.
Porque eso que compartías breve y levemente no se acaba.
Pasa que estás de más, que estás de paso:

donde los dueños de las horas te alimentaban,
donde firmaste con tu presencia los actos cotidianos,
donde fijabas los cinco sentidos que pudieron ser
otra cosa que el juguete de tu destino.

Otro se alimentará multiplicando familias,
otro hará el amor y no pesará el cielo,
otros forzarán la puerta de la hera de tus dueños
y volverás, impersonal y único, en las gargantas y manos
y lo que se pueda tener a violentar esta vida aunque no estés.

¿QUIÉN, CÓMO Y QUÉ?


¿Y quién es este hombre y sus interrogantes?
Un ser que sueña con el bien
y se hunde cada día más en la desesperanza.

¿Y que busca en este mundo?
Lo racional lo lógico y lo que redima al mundo
¿Qué es lo que se le escapa de las manos?

El corazón que huye por las esquina
intentando encontrar el refugio del amor
la vida de la rosa en todos sus matices.

¿Y qué es la rosa para ese hombre común?
La bondad de la autenticidad exenta de hipocresía
El autoreconocimiento intrínseco del pecador.

¿Y como diferenciar el pecado de la humanidad?
Guardando la ética y la moral del ser humano
evitando caer en la animalidad irracional.

¿Y qué es lo racional?
El arte de diferenciar el bien del mal
el deber y la obligación de comportarse como ser humano.

¿Y qué es lo irracional?
La actitud de olvidarse de una diferenciación
que nos aparta de los demás animales irracionales.

¿Y qué es amar?
Entregar el alma en un sentimiento
que en sí mismo se basta para sobrevivir.

BÚSQUEDA DEL YO


Era arañar
tal vez rasgar las entrañas del mundo
llegar más allá de la materia
penetrar en las entrañas del pensamiento.

Inscribir el llanto en el mundo
como un testimonio de temas inconclusos
acaso constatar
el testimonio de lo inédito.

Disociar lo visible
caminar por los dédalos de la muerte
más allá de un todo
más allá de la pura materia.

Lo visible de mí
no era el testimonio de mi verdadero yo
mi credo
mi verdad
mi yo interno inaccesible a la mirada de todos.

Quizá no era mi momento
el nombre de la rosa
se antojaba como algo inalcanzable
difuso
amorfo
sin textura
inalcanzable.

No podría precisar
si me interrogo para hallar
la figura del yo que desconozco
no soy
no siento
no quiero descubrir que no deseo descubrir.

Es el testimonio del mundo
mi mundo
mi yo interno que me pertenece.
No procede indagar
más allá del yo supremo.

ACTO DE AMOR


Desnudemos al alba los sentidos,
lentamente espoleemos trabas y rémoras,
que el impaciente ímpetu
nos enrosque en la vorágine de un amor vivido.

Que en cada pliegue de tu cuerpo
encuentre luna y estrellas fulgurantes,
déjame convertirme en alfarero
de tu imagen hasta llegar al cielo.

Retazos de convulsión y un sólo cuerpo,
unamos alma y materia para hacerlas una
anudando gemidos y extremidades
a un mismo compás, a un mismo ritmo.

Que mis ojos se conviertan
en focos de inspiración al contemplarte,
que la belleza sea tu compañera y que al alba,
extenuados descansemos del deseo compartido.

CUANTAS VECES EN LA NOCHE


Cuando a veces en la noche
se me clava tu nombre
en el corazón,
en la mente y en el alma…

Allí donde no llegan
las sinrazones,
la desidia
ni el abandono.

Siento
que aún vibra la luna
y que la primavera
aún precede al verano.

Y que,
aunque el amor es efímero,
como la primavera
siempre vuelve.
O que quizá nunca se marchó
definitivamente.

Porque,
¿si todo acabó?
¿por qué llegamos a renunciar
a tanta dicha?

¿Por qué las palabras,
que de repente
levantan tempestades,
provocan al final tanto silencio?

¡Qué amargo desconsuelo
provoca la distancia!

Hoy evoco
nuestras tardes tranquilas,
nuestras manos unidas,
miradas aliadas en pura sintonía.

¡Qué puro aquél momento!
¡Qué magia lo envolvía!
Y ahora, ¡cuan difícil!
salvar la lejanía.

Pensar que sólo un gesto,
un paso bastaría...
Pero que difícil
y que imposible
dar ese primer paso.

Hay tanta oscuridad
en el espacio, tantas noches
tan grandes y tan solas,
tanta congoja
y lágrimas contenidas.

¿Qué rencor sobrevino
para apagar tanto fuego?
¿Cuantas palabras vacías?
¿Se habrá perdido todo?
¿No habrá nuevas pérdidas?

Hoy aún no he olvidado
tus ojos ni tus manos,
ni tu boca,
ni ese gesto tan tuyo
que a mí me enardecía.

Aún recuerdo tu aliento
en mi boca,
tu susurro de menta,
el beber de tus labios
la savia de la vida.

Pero ya no es,
no será,
ya se ha perdido todo
menos esta agonía
que el desamor provoca
en mi alma contrita.